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SANTA SOFÍA DE CONSTANTINOPLA

 

 

 

En el esplendor del Imperio bizantino, coincidiendo con la inicial decadencia del reino de Occidente, decide el emperador Justiniano realizar un edificio religioso diferente a las basílicas paleocristianas, que fuese de gran magnitud y que mostrase la grandeza de su imperio y de Dios.

La Iglesia destaca por su grandiosidad así como por su decorado interior. Esta Iglesia fue construida en un corto espacio de tiempo lo que denota el gran apoyo económico del Estado. No puede ser considerada como una basílica o una iglesia modelo debido precisamente al gran fondo económico con el que contaba.

Presenta una planta basilical formada por 3 naves longitudinales, siendo la central bastante más ancha que las laterales. Una enorme y lujosa cúpula central en torno a la cual gira toda la construcción y decorada con motivos iconográficos religiosos ( Dios como microcosmos representado en un círculo).

A partir de esta cúpula se desarrolla todo el edificio. El enorme empuje de la cúpula se contrarresta mediante dos medias cúpulas que a su vez están reforzadas por dos cuartos de cúpula cada una, también ayuda que la cúpula fuese construida con ladrillo de arcilla volcánica, lo cual aligera mucho el peso. Las naves laterales, menores que la central, presentan enormes contrafuertes (muy visibles desde el exterior) que contrarrestan el empuje de la cúpula.

El edificio lo completan un ábside, donde se situaba el altar ( situado al final de la nave central), un nartex o vestíbulo que daba la entrada a la iglesia, y un hexeronartex en forma de pórtico corrido y alargado que sería un lateral del desaparecido atrio y que precedía a la basílica.

El recurso más importante y que sobresale de la construcción es la cúpula, aquí de un nivel grandioso, pero la solución no es usada en el Panteón (un gran tambor), sino que se usa una cúpula sobre pechinas, que consiste en triángulos con lados curvos y cuyo vértice transmite todo el peso de la cúpula hacia un punto, bien sea muro, columna o pilar, siendo en este caso unos enormes pilares. La grandeza de la cúpula la debe bastante al juego de luces interior: el tambor de la cúpula está rodeado por ventanas, lo que le da una sensación de "flotar en el aire" a la vez que da una luminosidad a la cúpula y al conjunto, creando el ambiente deseado de macrocosmos. 

Las miradas de los visitantes se dirigen sin duda hacia la cúpula, sin embargo no ocurre lo mismo en el exterior, ya que aquí se ven las ventanas de la cúpula dando una sensación de ligereza, en el que no se aprecian pues que un año después de su construcción la cúpula se hundió y tuvo que ser reforzada con los gruesos contrafuertes entre ventanas. La majestuosidad se agranda con el contraste luz-mármoles policromados, teselas vidriadas, pinturas y mosaicos y otros decoros.

La diferencia de altura entre la nave central y las laterales se soluciona con un piso (matronium) donde se situaban las mujeres. En el exterior presenta una pobreza constructiva que contrasta con el rico interior, dejando los materiales visibles, ya que apenas estaban recubiertos.

Al edificio se le ha añadido elementos turcos, ya que hoy en día es una mezquita.

 

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