|
Los griegos tenían una gran preocupación por lo humano,
y gran muestra de ello lo encontramos en su escultura. La escultura
griega vivió a lo largo de las diversas etapas una continua
evolución que va desde los hieráticos y rígidos
atletas del periodo arcaico hasta los más emotivos del helenístico.
El Discóbolo pertenece al periodo clásico y fue esculpido por
Mirón hacia el 450 a.C..
Vivió en la época de máximo esplendor de Atenas,
en que la ciudad encabezada la alianza militar de Liga de Delos para
poner freno a la amenaza oriental de los Persas. Trabajo en la decoración
de la Acrópolis. El Estado ateniense gastaba mucho dinero en
obras de arte que daban prestigio a la ciudad. Estas esculturas se hacían
en homenaje al vencedor de unos juegos atléticos, pero no guardaba
parecido con la persona, pues los artistas griegos de este periodo
trataban de plasmar en sus obras la belleza ideal, el hombre perfecto.
Durante el siglo V estaba en boga la teoría de Platón
de que el mundo terrenal era reflejo imperfecto de un mundo ideal supraterrenal.
Mirón fue un gran escultor y broncista ( De hecho la estatua
original del Discóbolo era de bronce), y la mejor muestra del
momento de transición al estilo clásico, y por supuesto
como se puede apreciar en la escultura supo representar a la perfección
el movimiento que se produce antes de que el atleta suelte el disco.
Y este movimiento lo consigue con un gran esquema compositivo en el
que se contraponen dos amplias curvas. La perfecta descripción
de la musculatura revela un conocimiento exhaustivo de la anatomía
masculina. El rostro es inexpresivo e ideal y no revela el esfuerzo
del lanzamiento.
La estatua que estamos contemplando es una réplica en mármol
que estuvo policromada, y que ha permitido que sobreviva en la mente
de todos este singular personaje de los Juegos griegos. Quizás
Mirón no llegase a la calidad de Praxíteles o de Fidias,
pero sin duda alguna esta obra suya será conocida siempre por
representar a la escultura griega.
|
AMPLIABLES
|