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Dentro del Quatrocento florentino, la parte final de
este periodo corresponde a la pintura de Sandro Botticelli. Autor que
pinta a finales del s.XV, destacó como pintor de cuadros de
caballete sobre pintura al fresco. Su pintura no se entiende sino es
en el momento histórico de la crisis económica política
de Florencia. Pintor íntimamente unido al fraile Savonarella,
que fue quemado por hereje por criticar los excesos del clero y predicar
un amor a la vuelta a la naturaleza. Pintor que une como nadie la mitología
clásica con la historia del cristianismo, sus cuadros que aparentemente
exaltan la mitología clásica son realmente profundos
estudios de la espiritualidad cristiana, siempre bajo el ideal neoplatónico.
Es un pintor donde prima en él el concepto de belleza ideal
que siempre buscó. La belleza para él no es la representación
perfecta sino el reflejo de una idea. Su obra esta llena de una exquisita
sensibilidad, de un profundo sentimiento, de una gran emoción.
La Primavera Fue pintado en 1478 y es una alegoría sobre la Primavera, donde
destacan las líneas puras, llenas de valores dinámicos
que parece que nos describen la vida más allá de lo que
nuestros ojos pueden percibir. Presenta unos personajes en un ritmo
de una danza sensual y sencilla, a la que se ha dado miles de interpretaciones,
para unos ha sido el mito de Venus en versión neoplatónica,
para otros la admiración que su mecenas sentía por su
amada. La versión más acertada es la que representa una
espiritualidad refinada, casi melancólica de la vida humana. El nacimiento de Venus Inspirada posiblemente en el "himno de Homero" o en cualquier otro libro clásico que tratase el tema. Bajo la apariencia de una pintura totalmente pagana (la diosa Venus) se esconde unos ideales neoplatónicos de profunda espiritualidad, es la concordancia entre el nacimiento de la belleza y el nacimiento de la espiritualidad por medio del bautismo. La belleza nace de la unión del espíritu con la materia. En la parte central sobre un fondo natural (paisaje marino), sitúa a la diosa Venus que nace del mar en una concha. Esta completamente desnuda, pero no una desnudez sexual, sino refinada, sensual, sugerente, como si una fina onda envolviese su cuerpo (predominio de la línea curva). A un lado una pareja de céfiros alados soplan creando el viento que arrastra la concha que soporta a la diosa hacia la orilla. Orilla donde una ninfa la espera con su manto desplegado para vestirla. El movimiento parece producido por el viento (Cabello de la Venus, manto desplegado de la ninfa, ropaje de la ninfa, olas), y constituye una de las claves del cuadro, en el que los 3 elementos de la naturaleza (Tierra, aire y agua) están representados.
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