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JAN VAN EYCK

 

 

 

Es el gran maestro de la pintura flamenca de la cual es su gran renovador. Nació a finales del siglo XIV en Maastricht y murió a principios del del siglo XV en Brujas. Pintor de la aristocracia flamenca realizó sus obras tanto para ésta como para la pujante burguesía de la época. Es el gran maestro innovador de la técnica del óleo (Técnica en la que se usa aceites sobre las pinturas, facilitando posibles retoques y creando unos colores más realistas y brillantes), no por ser su creador pero si por ser su gran difusor. Con esta técnica consigue que los cuadros adquieran una transparencia visual que el opaco temple no daba. Consigue también un dibujo más fluido y preciso. Consigue que su obra sea más duradera, sobre todo si se cubre con barniz. Consigue hacer una pintura más precisionista al poderla retocar y corregir errores. Es un maestro del retrato, no sólo por por el parecido físico de sus obras, sino también por el alma que les introduce. Contemporáneo del Renacimiento italiano, desarrolló un tipo de pintura propia que ha pasado a los anales artísticos de la historia del arte.

En el se sintetizan todas las características de la pintura flamenca :

- El retrato individual y colectivo

- Los paisajes, tanto de interior como de naturaleza

- Un tratamiento sin igual del color

- Una clara finalidad iconográfica en sus obras

El cordero místico

 Es su obra más importante es la titulada o también llamada "El políptico de Gante" o "El retablo de San Bavón". Es un encargo de un rico burgués para la catedral de Gante. Pintó una obra de grandes dimensiones (3´5 m de alto y 5 m de ancho). Sobre 12 tablas (en su interior) se distribuyen más de 250 personajes, en los que se demuestra un amor por la naturaleza, un gran cuidado por el detalle, un colorido deslumbrante; todo en un cuadro costumbrista capaz de ser entendido por la gente sencilla de su época. El tema principal se encuentra en el retablo inferior del políptico, es la exaltación de la eucaristía según el Apocalipsis de San Juan Evangelista. El centro lo ocupa el cordero (símbolo cristiano de la transformación de Jesús) que se sitúa sobre un altar y vierte sobre un cáliz su sangre. Todo ello en presencia del Espíritu Santo en forma de paloma que se manifiesta en los rayos solares. adoran al cordero unos ángeles y acuden de todos los puntos cardinales procesiones a adorar el sacramento. Sobre esta escena se sitúan en sendas tablas verticales a Cristo, la Virgen y San Juan. Todos son perfectos y minuciosos estudios de retratos individuales, en los que se caracteriza el gusto flamenco de la época, pues están vestidos con ricos ropajes. También podemos apreciar una calidad cromática no alcanzada hasta la época. A ambos lados de estas imágenes se sitúan 2 escenas grupales, los ángeles músicos y cantores, recordándonos que siempre son ellos los que alaban al señor. Flanquean el retablo las tablas de Adán y Eva, respectivamente, sobre un fondo oscuro (simbolizan el pecado).

El matrimonio Arnolfini

Encargado por un rico comerciante de la época. Algunos autores han querido ver un autorretrato suyo y de su mujer. Caracteriza como nadie el ambiente de su época, la burguesía de Brujas, y cómo debían ser las viviendas en su interior. Es un documento histórico en el que nos explica el mercantilismo vigente en el s.XV, la riqueza que acaparan algunos grupos sociales, el confort del hogar de este tipo de familias y cómo conjugan riqueza material con un esfuerzo de superación cultural. El tema central es el matrimonio de una pareja de burgueses de edad media. Él toma con su mano la de ella, mientras que bendice con la derecha su unión. Ambos están descalzos, signo de pureza. Los presenta con ricas vestimentas, lo que da una idea de su posición social. Los objetos entre ellos comprendidos son símbolos de su matrimonio. El perro la felicidad del hogar. El espejo sumamente cuidado, diez entrantes en cada uno de ellos un medallón en los que se representa las escenas de la pasión de Cristo, representa la pureza, la verdad y en él se ven reflejados los testigos del matrimonio. Sobre ellos la lámpara con la luz encendida a pesar de ser de día, simboliza la llama del amor conyugal. Todo ello en una rica y confortable habitación burguesa que nos da un paisaje de interior. Los retratos individuales representan los valores de esa sociedad, carácter para el hombre y sumisión y dulzura para la mujer.

La virgen del canciller Rolin  

El tema, la virgen con el niño, se ve completamente humanizado como si una madre con su hijo recibiera a un familiar. Presta especial atención en el donante en el cual no solamente consigue el parecido físico sino que le dota de alma. Todo el cuadro presenta la minuciosidad, detallismo típico de la escuela flamenca. La perspectiva no esta trabajada con la misma claridad y perfección que en el Renacimiento italiano. Aunque consigue dar profundidad, el punto de fuga no se consigue aún. Por la ventana se aprecia perfectamente el paisaje que nos vuelve a mostrar el gran aprecio que el pintor tiene por la Naturaleza. Además Van Eyck da un punto de luz que entra a la habitación desde el exterior.

 

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