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BERNINI

 

 

 

Fue sin duda alguna uno de los grandes artistas del barroco italiano. Su actividad artística no se reduce a la escultura, también fue un gran arquitecto, pintor, dibujante y escenógrafo; concibió espectáculos de fuegos artificiales, realizó monumentos funerarios y fue autor teatral.
Bernini arquitecto
Es el arquitecto más representativo de todo el barroco italiano. Sus características como arquitecto barroco fueron:
- Dar mucha importancia a lo decorativo, tanto en el interior como en el exterior.
- Los elementos constructivos (columnas, pilastras, etc.) se multiplican, pero con función decorativa, siendo su único fin dar ritmo arquitectónico.
- Frontones, entablamientos, etc. se rompen, las curvas se compenetran con líneas rectas, buscando siempre presiones dinámicas.
- En las iglesias prefiere las plantas centralizadas, fundamentalmente la planta ovalada (pequeñas iglesias).


El Baldaquino de San Pedro

La arquitectura de la basílica tocaba a su fin. Maderno, su ultimo arquitecto, está concluyendo la fachada y el papa encarga a Bernini la decoración interna de la iglesia: estatuas del interior, pilas del agua bendita, trono pontifical, el gran altar. Altar que concibe debajo de un gran baldaquino pues tiene 29 metros de altura. Lo realiza con una doble finalidad: por un lado que el altar no pierda su preferencia en las dimensiones colosales de la iglesia (un altar de dimensiones humanas en una iglesia de dimensiones gigantescas); y por otro lado para llamar la atención sobre el elemento arquitectónico fundamental (la cúpula). Realizado en bronce necesitó tanto que el papa Urbano VIII ordenó fundir los relieves del frontón del Panteón de Agripa.
Diseñó el baldaquino sobre cuatro columnas salomónicas (llamadas así porque son descritas en el templo de Salomón) en forma de espiral ascendente que serán repetidas e imitadas posteriormente. Las cuatro columnas descansan sobre cuatro pedestales cúbicos de mármol. Se rematan con un capitel compuesto. Sobre cada columna se sitúa una parte del entablamiento, también de bronce, y rematan cada columna un ángel. Desde ésta sale una especie de voluta que converge en el centro que se remata con una esfera que representa al mundo y sobre ella el símbolo del cristianismo, la cruz. En cada columna se sitúan placas de bronce simulando tejido del baldaquino. Justo debajo de él, el altar, que está situado sobre la tumba que da nombre a la basílica. Constituye un todo con el ábside, visto desde la entrada, adquiere personalidad arquitectónica propia conforme nos acercamos, dándole verticalidad al crucero que es indispensable para sobrevalorar la clave de Miguel Ángel.

Plaza y columnata de San Pedro

Terminada la decoración interior de la basílica el nuevo papa ordena a Bernini la construcción de la plaza que de cabida a la basílica. Bernini es el diseñador de la plaza de San Pedro. La concibe como un gran espacio abierto frente a la imponente basílica. Se inspira en los viejos atrios paleocristianos y constituye en la  actualidad uno de los conjuntos monumentales más conocidos en la historia del arte. Para que la fachada de Maderno no quitase el protagonismo a toda la cúpula, prolonga en una suave pendiente la anchura de dicha fachada y delante de dicha prolongación abre una enorme plaza elíptica u oval. Rodeada por enormes columnas a excepción de la parte frontal que se abre hacia la ciudad de Roma y el resto del mundo.


La plaza está formada por 2 grandes arcos semicirculares cuyo centro está separados 50 m de sendas fuentes que sitúa equidistantes de dichos arcos. En el centro de la plaza sitúa un enorme obelisco de procedencia egipcia ( símbolo de los dioses de la antigüedad y que quiere simbolizar la universalidad del catolicismo. El pórtico cubierto está formado por la columnata, cuatro hileras de columnas de orden toscano realizadas en mármol, situadas en formas paralelas dos a dos, dejando un pasillo central. Remata con una cubierta típica de los periodos clásicos, sobre la que sitúa estatuas relacionadas con la historia de la iglesia. El conjunto es una enorme plaza para ser utilizada en manifestaciones de fe multitudinarias (desde los balcones pontificios el papa sale a bendecir), para grandes celebraciones (misa del resucitado), situando el altar delante de la fachada de la basílica. Contribuye a ello su gran visibilidad. Se ha dicho que Bernini quiso simbolizar los brazos abiertos de la iglesia en los que tiene cabida toda la humanidad.

Bernini escultor
A su faceta de gran arquitecto une su magistral uso de las técnicas escultóricas. Es el que rompe con la escultura del Renacimiento, con la sombra de Miguel Ángel. Con él se inicia la escultura del barroco siendo aceptada por el pueblo y trasladándose su fama más allá de las fronteras de Italia. Es el teórico del movimiento humano en la escultura, pero no un movimiento en sí mismo, sino capaz de crear sentimientos y demostrar expresiones. Su padre, escultor como él, le influyó en sus inicios. Su obra es dilatada y puede distinguirse las características del barroco desde la primera.

David  

Realizada en solitario con tan sólo 22 años de edad. Es la viva expresión de la energía y el movimiento, totalmente opuesto al David platónico de Beroccio y Donatello, y comparable en hermosura al de Miguel Ángel, al que supera en vivacidad pero pierde el intimismo. Es una obra de mármol, material que no tiene secretos para él. Su técnica escultórica no tiene que envidiar a la calidad de Miguel Ángel, aunque no se dedicará exclusivamente a este material, pues el bronce tampoco tendrá secreto alguno para este magnífico escultor. En ella quiere mostrarnos el espíritu combativo del barroco. Elige el momento en que David va a atacar al gigante Goliat, estando todo su cuerpo contraído, con unos músculos en completa tensión, con lo que demuestra el perfecto conocimiento que posee de la anatomía humana. El cuerpo se llena de energía y movimiento, pero es sobre todo en su rostro donde mejor se aprecia la energía del momento, con mirada violenta, mordiéndose el labio superior, los ojos fruncidos, la barbilla en tensión, son más elocuentes que esos músculos en tensión. Su David es de dimensiones humanas, humano, empequeñecido en su condición de mortal en la que radica su hermosura, frente al divino de Miguel Ángel cuya hermosura radica en su expresión, en su idealismo.

Apolo y Dafne


 Es una obra de su juventud, en la que vuelve a los temas de la antigüedad mitológica. Nos lo presenta como si fuese un cuadro animado, lleno de espectáculo en sí mismo. En él el movimiento es la clave de su comprensión, coge la mitología en el mismo instante en que el dios Apolo desea poseer a Dafne y ésta para protegerse cuando es tocada se transforma en Laurel. Apolo es fruto del estudio del torso de Bervedere. Es una perfecta anatomía. Su rostro expresa el deseo. Dafne presenta un rostro en el que lanza un grito, sus cabellos empiezan a transformarse en la hoja de laurel, sus brazos en las ramas y sus pies en raíces y troncos. Bernini consigue transmitirnos el ruido del crujir del cuerpo de Dafne al transformarse en madera. Es una obra llena de movimiento, de ritmo, capaz de transmitirnos íntegramente el mito de Apolo y Dafne.

Éxtasis de Santa Teresa

 Es una obra catalogada en su madurez, realizada a mediados del s.XVII y una de sus obras más estimadas y conocidas. Es un encargo de la familia Cornaro para la capilla familiar en la iglesia romana de Santa María de la Victoria.
Elige un tema de actualidad, la Santa había sido conocida en 1622, en ella está presente el espíritu de la Contrarreforma. Se presenta la obra como un todo escénico en el que se aúnan arquitectura de la capilla y elementos escultóricos. La capilla es un derroche de mármoles policromados y jaspes. A ambos lados de la capilla sitúa sendos balcones con arquitectura simulada, donde los miembros de la familia esculpidos en mármol asisten como espectadores al hecho teatral del éxtasis.
En la parte central de la capilla, tras el pequeño altar y en un marco arquitectónico se encuentra el hecho esculpido. No visible, en la parte superior existe una ventana por la que introduce la luz descendente hacia la escena, la luz se desplaza por los rayos de bronce que imitan a los rayos del sol. Se ha policromado la ventana con colores dorados más claros en el centro, en el que destaca la figura de una paloma que guía las decisiones. El fondo es de alabastro. La escena principal está sacada de la propia biografía de la santa que en su capitulo segundo describe el éxtasis.
La Santa situada sobre una nube en mármol más oscuro se presenta con el ropaje típico barroco, quebradizo, voluminoso, lleno de claroscuro, caída, en el mismo instante en que un ángel la acaba de atravesar con la flecha de la divinidad. La Santa cae y en su rostro se aprecia el momento de éxtasis que vive, compaginando el dolor físico con el placer espiritual. Su rostro es todo un tratado de expresividad en la que magistralmente se aprecia la pérdida de conocimiento, ojos entrecerrados, labios entreabiertos, conciencia totalmente perdida. A su lado el ángel representado en forma humana, sólo lo delatan las 2 alas desplegadas. Su sonrisa es enigmática, su cara delicada e iluminada. Se presenta vestido con la típica vestimenta barroca aunque menos voluminosa que la de la santa. La obra es diagonal, donde todo el altar es un conjunto. El recurso de la luz de la ventana oculta superior que deja resbalar los rayos de luz por los rayos de bronce tras el conjunto escultórico que dan una mayor emotividad casi pictórica al conjunto, acrecentando la atención del espectador al grupo del que se siente partícipe.

Otras obras

Fuente de los cuatro rios     Detalle de la Fuente de los cuatro rios    Fontana Tritone  Tumba de Urbano VIII

 

 

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